Gracias por su dedicación en guardar las fiestas solemnes de Dios este año. Han recibido el Espíritu Santo de la lluvia tardía prometido en la Fiesta de los Tabernáculos porque lo han pedido fervientemente.
Durante la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús predicó a la gente para que recibieran el agua de la vida. Ahora, en la época de la verdad, el Espíritu Santo y la Esposa nos llaman a recibir el Espíritu Santo (Jn 7:2, 14, 37-39, Ap 22:17). A quienes vengan a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos se les promete el derramamiento del Espíritu Santo, pero los que no la celebren enfrentarán las plagas (Zac 14:16-19). Para escapar de los desastres y recibir la salvación es necesario que todos celebremos la Fiesta de los Tabernáculos. Al haber escuchado, comprendido y guardado esta preciosa verdad, hemos recibido la vida eterna y la promesa de entrar en el reino de los cielos. ¡Qué benditos somos! Sin embargo, muchas personas siguen sin saber esto, por eso no pueden unirse a nosotros. No vayamos solos al cielo, sino difundamos diligentemente la palabra a aquellos que no conocen a Dios y están muriendo, animándolos a venir y guardar la Fiesta de los Tabernáculos. Ya que hemos recibido el Espíritu Santo, participemos en el Movimiento del Espíritu Santo.
En esta época, muchas personas están buscando ansiosamente el agua de la vida. La Biblia advierte que en los últimos días habrá hambre, no por falta de comida o agua, sino de oír la palabra de Dios (Am 8:11-13). La gente está buscando un lugar donde puedan escapar de los desastres, vivir eternamente y encontrar la verdadera felicidad, pero no pueden encontrarla. Compartamos el agua de la vida con ellos. Solamente necesitamos proclamar con confianza que en Sion tenemos la bendición de escapar de los desastres, recibir la vida eterna y entrar en el glorioso reino de los cielos lleno de alegría.
Jesús hizo una petición específica a Pedro tres veces. Él dijo: “¿Me amas? Entonces apacienta mis ovejas” (Jn 21:15-17). ¿Acaso no está diciendo: “Así como yo he buscado a los perdidos en esta tierra, si buscas a tu hermano perdido del cielo, me estás amando”? En esta época, Cristo Ahnsahnghong hizo la misma petición. Él dijo que vino a predicar a esta tierra tanto en su primera venida como en la segunda, y que todo lo que queda ahora es predicar diligentemente (Mr 1:35-39, Mt 28:18-20). Si amamos al Padre celestial Ahnsahnghong, también buscaremos a las ovejas perdidas, las alimentaremos con el árbol de la vida y compartiremos el agua de la vida con ellas. Ahora, los desastres abundan en todo el mundo y los científicos advierten sobre una crisis en la Tierra. Debemos prepararnos espiritualmente guardando la Pascua, que nos salva de los desastres. Jesús dijo: “Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? Pueblo de Dios, huye rápido a la Sion de salvación antes que venga el desastre” (Lc 12:54-57, Jer 4:5-6). En Sion, donde se celebran las fiestas solemnes de Dios, el Dios Fuerte está con nosotros, protegiéndonos (Is 33:20-24).
Luchemos por salvar incluso una pobre alma más, antes que llegue la inminente destrucción y el juicio. Así como la mujer samaritana reconoció a Jesús y exclamó: “¡Vengan a ver! ¿No será este el Cristo?”, salvando así a muchas personas (Jn 4:3-30), también nosotros proclamemos: “Vengan a Sion y vean a Cristo Ahnsahnghong, que nos ha traído el árbol de la vida”. Habiendo recibido el Espíritu Santo en la Fiesta de los Tabernáculos, busquemos diligentemente a las ovejas de Dios y alimentémoslas con el pan de vida. Dios se complace mucho en guiar a los pecadores al arrepentimiento (Lc 15:7). Imaginemos el gozo que habría si un hijo que está a punto de morir regresa a la vida. Dios tiene el mismo corazón.
El mayor acto de amor es guiar a numerosas personas a Sion, difundir la Pascua del nuevo pacto, el árbol de la vida que trajo Cristo Ahnsahnghong, y salvar a las almas moribundas para siempre. Como hijos de Sion, agrademos al Padre celestial Ahnsahnghong demostrando el mejor amor y seamos elogiados por Él en el cielo.