Los grandes milagros provienen de una gran fe

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El evangelio se está difundiendo en casi todo el mundo y, tal como se profetizó, muchas personas se están reuniendo y viniendo a Sion. Aunque el mundo está lleno de desastres, accidentes y muchas dificultades, vivimos bajo la gracia de Dios. Dios nos ha prometido que, como sus hijos, disfrutaremos de la vida eterna y las bendiciones en el reino celestial, y también prometió que Él siempre nos protegerá en esta tierra. Somos verdaderamente felices, ya que tenemos fe y esperanza en el cielo.

Tener fe nos hace felices. La fe es la certeza de lo que se espera (He 11:1-2). Incluso las cosas que aún no hemos visto se cumplirán, si creemos que se cumplirán como nuestro Padre dijo. Los antepasados de la fe recibieron bendiciones a través de obras que provenían de su fe absoluta en las promesas de Dios.

La fe implica actuar. Por la fe, Noé preparó el arca (He 11:7). Dios le ordenó que construyera un arca porque pronto enviaría un diluvio que cubriría toda la tierra. En aquel tiempo, nadie había visto fuertes lluvias, ya que los cultivos podían crecer solo con el rocío. Sin embargo, Noé inmediatamente comenzó a construir el arca en obediencia a la palabra de Dios. Creyendo y actuando según la palabra de Dios Todopoderoso, él y su familia fueron salvos y se convirtió en heredero de la justicia mediante la fe.

Abraham también obedeció inmediatamente cuando Dios dijo: “Vete a la tierra que te mostraré” (Gn 12:1-3, He 11:8-12). En una época en que las tribus vivían en comunidad por su seguridad, viajar representaba muchos peligros, pero Abraham creía que Dios lo ayudaría ya que le había mandado ir. Como resultado, Abraham prosperaba dondequiera que iba y se convirtió en el padre de la fe. Cuando Sara era demasiado mayor para tener hijos, dio a luz a Isaac, creyendo en la promesa de Dios de darle un hijo. Incluso cuando Dios ordenó a Abraham que ofreciera a su precioso hijo como sacrificio, Abraham pensó: “Dios, quien es el que da y el que quita, también podrá resucitarlo de los muertos”, y obedeció la palabra de Dios. Debido a que Abraham actuó según la palabra de Dios en todo, Él se agradó y salvó a Isaac, y bendijo a Abraham aún más.

Creer en Dios y actuar de acuerdo con sus palabras es lo que le agrada. Si tenemos fe, Dios nos bendecirá y cumplirá todo. Cuando creemos y actuamos de acuerdo con sus palabras, asombrosas obras del evangelio tienen lugar en el mundo, ¿no es así? La fe hace milagros. Cuando Dios le dijo a Moisés que extendiera su vara y dividiera el mar Rojo, Moisés lo hizo con fe absoluta, y el mar se dividió. Estas obras milagrosas provienen de la fe.

En el día ardiente como un horno, para los que temen el nombre de Dios, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación (Mal 4:1-2, 2 P 3:6-13). Cuando llegue ese día, ocurrirán milagros de fe para el pueblo de Dios que ha recibido el sello de la Pascua, aquellos que creen en las palabras de Dios y las ponen en práctica. Nuestro Padre dijo que cuando vengan grandes desastres, necesitaremos una gran fe, y que cuando tengamos una gran fe, ocurrirán grandes milagros. Si creemos en las palabras de Dios, debemos guiar rápidamente al menos una pobre alma más al lado de Dios antes que llegue ese día.

También debemos creer que Dios nos recompensará (He 11:6). Moisés consideró ser maltratado con el pueblo de Dios y recibir las recompensas celestiales con mayores riquezas, en lugar de gozar de los deleites temporales del pecado en el palacio de Faraón. Como resultado, se convirtió en el líder de Israel y en un gran profeta (He 11:24-26). Así como los antepasados tuvieron éxito a través de la fe y recibieron grandes bendiciones, si creemos y actuamos según las palabras de Dios, nos convertiremos en el real sacerdocio del reino de los cielos. La gente pone todo su esfuerzo para la gloria terrenal, ¿pero no es eterna la gloria celestial? Actuemos con fe para participar en esa gloria.

Solo cuando creemos en las palabras de Dios podemos ponerlas en práctica. En la Biblia están escritas muchas obras milagrosas que hicieron en el poder de Dios aquellos que tuvieron fe. Este año, trabajemos por el evangelio con fe y completemos la evangelización mundial. Oren a Dios, y crean que Él cumplirá lo que prometió. Espero que todos los miembros de Sion crean en la palabra de Dios y actúen con prontitud para agradarle.