- “Si escuchamos y obedecemos las buenas palabras de Dios, seremos bendecidos y estaremos eternamente con Él en el hermoso reino de los cielos”.
- “Aquellos que guardan el mandamiento de Dios y practican sus palabras caminado con Él, finalmente renacerán con un corazón hermoso y tierno”.
- “Dios ha prometido concedernos el hermoso reino de los cielos como herencia a los que amamos a Dios y guardamos su palabra […]”
“Si escuchamos y obedecemos las buenas palabras de Dios, seremos bendecidos y estaremos eternamente con Él en el hermoso reino de los cielos”.
La palabra de Dios es nuestra vida y espíritu, y la gloria del reino de los cielos (Jn 6:63, 12:48-50). Acercarse a la palabra de Dios significa acercarse a Dios mismo. Si escuchamos y obedecemos las buenas palabras de Dios, seremos bendecidos y estaremos eternamente con Él en el hermoso reino de los cielos..
Dios se alegra mucho cuando guiamos a los pecadores al arrepentimiento y ayudamos a llevarlos al cielo. Dios concede muchos frutos a los que guardan fielmente su palabra (Jn 15:3-5). Por lo tanto, esforcémonos por guiar al arrepentimiento a muchos pecadores, cuyas almas están muriendo, y por transformarlos en seres justos dignos del reino celestial. Haciendo esto, presentemos buenos frutos a nuestro Padre.
“Aquellos que guardan el mandamiento de Dios y practican sus palabras caminado con Él, finalmente renacerán con un corazón hermoso y tierno”.
Como el alfarero espiritual, Dios nos está formando como buenas vasijas para el reino de los cielos (Is 64:8, Jer 18:1-4). Está escrito que para entrar en el cielo, debemos convertirnos en buenas vasijas. Aquellos que guardan los mandamientos de Dios y practican sus palabras caminado con Él, finalmente renacerán con un corazón hermoso y tierno. Si Dios nos manda perdonar, perdonemos; si nos pide llevar una vida piadosa, vivamos piadosamente. Siguiendo la guía transformadora de Dios, recibiremos una generosa bienvenida en el cielo.
“[…] de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, […] las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” 2 P 1:3-4
“Dios ha prometido concedernos el hermoso reino de los cielos como herencia a los que amamos a Dios y guardamos su palabra […]”
“[…] El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” Juan 14:23-24
Dios ha prometido concedernos el hermoso reino de los cielos como herencia a los que amamos a Dios y guardamos su palabra, que son cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre.
“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” 1 Co 2:9
De la palabra de la Madre: “La lengua es un miembro pequeño”