Nací en una familia de pastores. Mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo y hasta mi tatarabuelo fueron todos pastores o miembros del personal pastoral. Naturalmente, crecí temiendo a Dios, iba a la iglesia y estaba familiarizado con la Biblia. También me consideraba más religioso que mis amigos.
Cuando era estudiante universitario, comencé a preguntarme si lo que había aprendido en la iglesia era la verdad o solo una tradición y una costumbre. Mientras buscaba una respuesta, conocí a miembros de la Iglesia de Dios. Quedé muy asombrado con lo que escuché cuando me invitaron a un estudio bíblico. Era una verdad de la que no había oído hablar jamás. Me sorprendió ver a Jesús celebrando la Pascua la noche antes de ser crucificado. Aunque asistí a la iglesia toda mi vida y mi padre era pastor, nunca había oído que Jesús celebrara la Pascua o que nos dijera que la guardáramos. Como Jesús celebró la Pascua, por supuesto que yo también quería celebrarla.
Incluso cuando encontré las partes de la Biblia que decían que el Día de Reposo era el sábado, no pude negarlo porque creía en la Biblia. Era claro que se debía seguir la enseñanza de Dios. Habiendo crecido en un ambiente muy religioso, comparé las enseñanzas de la Iglesia de Dios con otras denominaciones a las que había asistido antes, y pude confirmar de inmediato que la Iglesia de Dios era la iglesia verdadera.
Lo que más me conmovió fue que existía Dios Madre. En el pasado, estudié la Biblia extensamente como cristiano; sin embargo, siempre sentí que algo le faltaba a la interpretación que estudiaba. En particular, la profecía sobre la Nueva Jerusalén en Apocalipsis 21 y 22 se interpreta de manera diferente en cada iglesia, pero parecía una profecía muy importante para interpretarla a la ligera. Pensé que contendría más secretos, pero me sorprendió saber en la Iglesia de Dios que la Nueva Jerusalén, la Esposa del Cordero, es Dios Madre. Parecía que todas las piezas dispersas del rompecabezas finalmente encajaban.
La Biblia es la palabra de Dios. Pensé que si Dios había escrito la Biblia, debía haber verdades en ella que ni siquiera los eruditos bíblicos y líderes religiosos más inteligentes del mundo conocieran. Cuando leí en la Biblia sobre Dios Madre, sentí que Ella era la verdad del misterio. Numerosos versículos y profecías de la Biblia testifican que la salvación se da a través de Dios Madre. Si elimináramos esos versículos y las profecías sobre Dios Madre en la Biblia, nunca podríamos entender el plan de salvación de Dios. También me impresionó saber que Dios Madre apareció en el primer capítulo de Génesis y en el último de Apocalipsis. Dios Madre sin duda existe, y su existencia está testificada desde el principio hasta el final de la Biblia.
Era fácil creer en la existencia de Dios Madre a través de la Biblia, pero era difícil creer que Ella hubiera venido en la carne. Cuando Jesús vino en la carne hace dos mil años, los israelitas y los líderes religiosos lo rechazaron no porque las profecías de la Biblia fueran difíciles de entender, sino porque no pudieron deshacerse de sus propios pensamientos e ideas. Después de ver esta historia, me di cuenta de que yo también estaba atrapado en una idea fija acerca de Dios. Me di cuenta de que debía recibir a Dios con fe para temerle, dejando de lado mis pensamientos limitados y prejuicios.
Si le resulta difícil creer en Dios Madre, le pido que vea el entorno que lo rodea. Las madres están en todas partes de la naturaleza que Dios ha creado. La continuación de la vida a través de las madres es una ley inmutable de la naturaleza dada por el Creador. ¿No habrá alguna razón por la que Dios los hizo de esa manera? Entonces, ¿qué nos quiere enseñar Dios a través de esto? La Biblia dice que la naturaleza divina de Dios se puede ver en todas las cosas. La existencia de una madre que da vida a sus hijos es una evidencia clara de que existe el Dios de imagen femenina, quien creó tal orden.
Desde la niñez, muchas personas han crecido creyendo que solo existe Dios Padre, y han considerado que esa es la única verdad. Sin embargo, debemos ser más sabios y humildes para poder entender lo que aún no sabemos. Esto se debe a que solo Dios sabe cuál es la verdad. Puesto que Dios ha testificado en la Biblia que Dios Madre existe, debemos usar su palabra como nuestro estándar en lugar de nuestra propia experiencia o conocimiento limitado.
Ahora soy una persona más feliz, más positiva y segura que antes de conocer la verdad. En el pasado, solía preocuparme si siempre sería capaz de tomar las decisiones correctas y si podría llevar bien mi única vida. Después de aprender los mandamientos de Dios, estoy muy feliz porque puedo obedecerlo correctamente, llevar una vida valiosa como su hijo y regresar al cielo.
Si se pregunta si debe asistir a la Iglesia de Dios, primero estudie la Biblia. Llegará a conocer a Dios y aprenderá lo que Él ha hecho por nosotros. Luego, intente visitar la Iglesia de Dios en un día en que no haya culto, para que conozca a los miembros de la iglesia y se sienta cómodo en un nuevo ambiente. En la Iglesia de Dios, todos son bienvenidos y pueden recibir la abundante gracia y el amor de Dios, que se da gratuitamente tanto espiritual como físicamente.
Ir a la iglesia significa guardar los cultos, y el culto es un acto de entregar su corazón y amor a Dios. Si no conoce a Dios o la forma de rendir el culto que Él quiere, no podrá poner todo su corazón en el culto y se sentirá ansioso porque no sabe si el culto que está ofreciendo agrada a Dios. Sin embargo, cuando aprenda a plenitud las palabras de la Biblia en la Iglesia de Dios, podrá rendir culto a Dios correctamente con todo su corazón y se llenará de gozo y confianza de que recibirá bendiciones y la vida eterna.
