El instinto maternal

754Views

Todos los seres vivos en la naturaleza huyen de sus enemigos naturales para evitar ser devorados. Sin embargo, el denuedo del instinto maternal, hace que las criaturas incluso vayan en contra de esa providencia de la naturaleza. Una jirafa puede atacar a cinco leones hambrientos, sin la más mínima señal de temor en su rostro; y una ardilla llega a arriesgar su vida para luchar contra una serpiente. Es por una sola razón: proteger a sus crías. En el mar, un tiburón que atacó a un bebé delfín, murió cuando la mamá delfín lo embistió. La desesperada lucha de las madres por proteger a sus crías en el despiadado mundo de los animales salvajes, es increíble y conmovedora.

Los seres humanos no son la excepción. Una madre rescató personalmente a su hija inmadura que había huido para casarse con un miembro de un grupo militante radical. La hija que fue a la base de operaciones del grupo militante, pronto se arrepintió de lo que había hecho y salió a buscar la ayuda de su madre. En una situación en la que ni el gobierno podía hacer nada, la madre arriesgó su vida para rescatar a su hija. Su valor fue realmente sorprendente. Hay muchas historias que muestran el poder del instinto maternal, como la historia de un bebé que sobrevivió en un desastre, amparado en los brazos de su madre, y la de una madre que salvó a su hijo con un poder sobrehumano. Podemos encontrar fácilmente el poder del instinto maternal que nos rodea por todas partes, y todos coincidimos con esto.

La maternidad cambia el cerebro de una mujer

Muchas madres dicen que después de tener un hijo se encuentran haciendo cosas que antes de dar a luz no podían ni imaginar, como si hubieran vuelto a nacer. ¿Qué sucede con ellas?

Inmediatamente después del parto, una mujer experimenta pérdida de memoria severa. Es porque su cerebro se reduce mientras proporciona una gran cantidad de nutrientes al feto. Sin embargo, con el tiempo su cerebro se restablece a su estado original. En ese momento, el cerebro se reconstruye, y sus funciones mejoran y llega a tener una mayor concentración.

El neurólogo Craig Kinsley llevó a cabo un experimento en el que disecó el cerebro de ratonas en el último período de gestación y descubrió que sus neuronas del hipocampo, que desempeñan un papel fundamental en el aprendizaje y la memoria, se habían reordenado de manera complicada. Esto significa que el cerebro de la madre se reconstruye para criar bien a su hijo. Los experimentos del comportamiento animal también muestran que las madres ratonas responden mucho más rápido a los alimentos que las ratonas nulíparas. Se debe a que los sentidos de audición y olfato de la madre ratona se desarrollan y se hacen más ágiles.

Esto también se aplica a los seres humanos. Las mamás pueden sentirse aletargadas durante las primeras semanas después del parto, pero sus sentidos mejoran y llegan a tener respuestas activas a las cosas que las rodean. Por esa razón siempre son las primeras en darse cuenta cuando sus bebés se despiertan, y en levantarse, y en reconocer rápidamente los cambios de sus bebés que los demás apenas notan. Asimismo, se convierten en supermujeres que realizan tres o cuatro funciones diferentes al mismo tiempo, como cocinar, hablar por teléfono y cuidar de sus bebés.

Las mujeres sufren un dolor indescriptible al dar a luz a sus bebés, pero sorprendentemente, sienten profunda tranquilidad después del parto. Es debido a la oxitocina. La oxitocina es una hormona que alivia la ansiedad y las ayuda a amar a sus bebés. También suprime la secreción de las hormonas del estrés, mejora sus habilidades sociales y fortalece su capacidad de aprendizaje.

Como se mencionó al principio, las madres se llenan de valentía, incluso en situaciones temibles y peligrosas si se trata de sus hijos. Se presume que lo hacen bajo la influencia de las hormonas. Queda mucha investigación que hacer al respecto, pero se ha demostrado que los dos tipos de hormonas están relacionadas con la valentía de las madres si se trata de sus hijos. La hormona antiestrés “oxitocina” y la hormona productora de leche “prolactina”, eliminan la ansiedad y el miedo. “La prolactina actúa en el cerebro y vuelve valientes a las madres”, afirma Inga Neumann, neurobióloga alemana que participó en la investigación de la prolactina. La razón por la que muchas madres ratonas quedan atrapadas en las trampas mientras producen leche, es que buscan alimento incluso en lugares peligrosos para sus crías.

Programa biológico del amor maternal

El instinto maternal de los seres vivos es sacrificado y abnegado. El cuidado de la madre que proviene del instinto maternal ayuda a su cría inmadura a sobrevivir en ambientes peligrosos. Las osas negras asiáticas dan a luz en invierno, cuando hibernan sin comer nada, y sobreviven al largo invierno, dando leche a sus crías a pesar de su hambre. Las historias de las perras o gatas que crían bien a sus cachorros pese a no tener hogar, nos permiten sentir la grandeza de la maternidad.

Antes, la gente consideraba natural el instinto maternal. Sin embargo, la investigación de Terkel y Rosenblatt proporciona una importante oportunidad para ver el instinto maternal desde el punto de vista científico. Tomaron una muestra de sangre de una madre ratona dentro de las 48 horas siguientes de su parto, y la inyectaron en una ratona nulípara. Entonces la ratona nulípara amamantó a las crías, aunque no tenía leche, y cuidó de ellas como si las hubiera dado a luz. Esto mostró que la sangre de la madre ratona que fue tomada inmediatamente después del parto, contiene algo que induce un comportamiento maternal.

Más tarde se comprobó que la oxitocina es la hormona que induce el comienzo de la conducta maternal. La hormona oxitocina ayuda a la mujer en el parto y estimula su cuerpo para producir leche con el fin de convertirla en madre. También crea un vínculo emocional entre la madre y su bebé y anima a la madre a proteger y criar a su bebé.

También había un cambio en el nivel de dopamina del cerebro de la madre ratona. Cuando ella hizo contacto físico con su bebé, el nivel de dopamina se elevó súbitamente. La dopamina es la hormona de la alegría y la felicidad. Los fármacos estimulan o activan la liberación de dopamina. Un equipo de investigación de los Estados Unidos llevó a cabo un experimento para ver a qué responderían las madre ratonas, a la cocaína que es un tipo de fármaco o a sus bebés. En general, los ratones adictos a la cocaína prefieren la cocaína a la comida. Sin embargo, las ratonas en el período de posparto inicial en el experimento, pasaron la mayor parte de su tiempo cuidando de sus bebés, sin prestar atención a la cocaína. Se debe a que las madres sienten más alegría y felicidad cuando están con sus hijos que cuando inhalan cocaína.

La ternura es una característica común de todos los animales bebés: su cabeza es grande en proporción al tamaño de su cuerpo, sus ojos son grandes en comparación con el tamaño de su cabeza, tienen extremidades cortas y silueta redonda, y muestran un lenguaje corporal torpe. Konrad Lorenz, un etólogo alemán, llamó a las lindas características de los animales bebés, que despiertan un instinto de protección en los adultos, “esquema bebé”. Esto motiva un comportamiento cuidador en las madres y otros adultos.

Por otra parte, cuando las madres ven los comportamientos instintivos de sus bebés, no pueden dejar de amarlos. Aproximadamente un mes después del nacimiento, los bebés balbucean y sonríen a alguien mirándolo. De acuerdo con los resultados de una investigación, la sonrisa de un niño ayuda a producir dopamina en el cerebro de la madre y hace que ella se sienta feliz. Cuando esto sucede, la madre siente más amor por el bebé. Hay algunos reflejos que todos los recién nacidos tienen, como el reflejo de prensión, que le hace apretar todo lo que tocan las palmas de sus manos; el reflejo de abrazar, que es tratar de aferrarse a alguien cuando se sorprenden; el reflejo de búsqueda de leche, que es volver el rostro al estímulo; y el reflejo de succión, que es succionar cualquier cosa que se ponga en sus labios. Estos comportamientos instintivos de los bebés crean lazos emocionales entre ellos y sus madres. En realidad, sus comportamientos instintivos no provienen de su afecto especial hacia sus madres. Sin embargo, la madre que lo dio a luz siente instinto maternal por él, y pasa mucho tiempo con el bebé. Por lo tanto, el bebé muestra de forma natural las reacciones instintivas a la madre, y el amor de la madre por su bebé se profundiza. A partir de los seis meses después del nacimiento, el bebé comienza a sentir afecto hacia la madre. La madre y el hijo tienen un lazo inevitable, predestinados a amarse mutuamente.

“Las mujeres son débiles, pero las madres son fuertes”

Las mujeres pueden ser más débiles que los hombres. Sin embargo, se fortalecen más que cualquier otra persona por sus hijos una vez que comienzan a ser llamadas por otro nombre, “madre”. Este instinto maternal es la fuente de poder que ayuda a preservar y mantener la vida humana. El instinto maternal ha sido transmitido de madre a madre. ¿Dónde se originó?

Fuentes
Marc Bekoff, The Emotional Lives of Animals: A Leading Scientist Explores Animal Joy, Sorrow, and Empathy — and Why They Matter, New World Library, 2008
Vitus B. Dröscher, Salvajemente exitoso: Estrategias de supervivencia en el reino animal (en alemán, Tierisch erfolgreich: Überlebensstrategien im Tierreich), Goldmann, 1996
Katherine Ellison, The Mommy Brain: How Motherhood Makes Us Smarter, Basic Books, 2006
Kang Seok-gi, Su cerebro se vuelve más inteligente al ser madre (en coreano, 엄마가 되면 뇌는 더 똑똑해진다), Science Donga, septiembre de 2012
Kim Hyeong-geun, Las mujeres son débiles, pero las madres son fuertes (en coreano, 여자는 약하다, 그러나 어머니는 강하다), Joseon Ilbo, 4 de junio de 2009