La familia celestial y la familia terrenal en la Biblia

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A menudo se hace referencia a la familia como la “primera sociedad que conoce una persona después del nacimiento”. La familia brinda amor y cuidado generosos al niño que no sabe nada hasta que crece y se convierte en un buen miembro de la sociedad. El origen de la familia, el nido de amor y vida, se encuentra en el comienzo de la Biblia. En el principio, Dios creó a Adán y Eva a su imagen y los casó. Cuando nacieron sus hijos, se formó su familia. Desde entonces, una familia tradicional se considera una unidad formada por los padres y sus hijos.

Dios hizo que la humanidad conociera la familia celestial a través de la familia terrenal. Así como hay un padre, una madre y sus hijos en la familia terrenal, ocurre lo mismo en la celestial. La Biblia se refiere a Dios como Padre y Madre de los santos que serán salvos, y el Espíritu Santo mismo testifica que los santos son los “hijos de Dios” (Mt 6:9, Ga 4:26, Ro 8:12-16). El reino de los cielos es un lugar de eterno reposo donde no solo existe Dios Padre sino también Dios Madre, y donde habitan los amados hijos e hijas de Dios.

La familia terrenal es figura y sombra de la familia celestial

Al ver una copia o una sombra, podemos comprender fácilmente su realidad. Dios ha hecho una copia y una sombra en la tierra, para que la humanidad, que no puede ver ni sentir fácilmente las cosas celestiales, pueda entender el reino de los cielos.

“los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales […]” He 8:5

El santuario terrenal, establecido por medio de Moisés en los tiempos del Antiguo Testamento, es figura y sombra del santuario celestial. Dios nos permite comprender el santuario celestial invisible a través del santuario terrenal visible. La misma lógica se aplica al sistema familiar.

“Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” He 12:9

La Biblia nos enseña a obedecer al Padre de nuestros espíritus así como respetamos a nuestros padres físicos. Es porque nuestros padres físicos son figura y sombra de nuestro Padre espiritual. De la misma manera, la familia terrenal desempeña el papel de figura y sombra para mostrarnos a la familia celestial.

Los miembros de la familia celestial

La familia terrenal está compuesta por un padre, una madre y los hijos. Lo mismo ocurre con la familia celestial.

Dios Padre

La mayoría de los cristianos llaman “Padre” a Dios. Es porque hace dos mil años, Jesús nos enseñó que Dios es nuestro Padre que está en los cielos.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mt 5:16

“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. […]” Mt 6:9

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” Mt 7:11

¿Cree usted que Jesús dijo esto porque existe solo Dios Padre? Literalmente, un padre es un varón que tiene hijos. Para que un hombre sea llamado padre, debe tener hijos; por lo tanto, el hecho de que Dios sea llamado “Padre” significa que tiene hijos.

Los hijos de Dios

La Biblia testifica que los santos que serán salvos son hijos de Dios.

“[…] dice el Señor, […] y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.” 2 Co 6:17-18

Sin embargo, un padre por sí mismo no puede tener hijos. Si hay hijos, también debe haber una madre. Sin una madre no pueden existir los hijos, ni tampoco un padre que tenga hijos. En otras palabras, el título de padre solo puede otorgarse cuando existe una madre.

Entonces, ¿la existencia de quién demuestra el título Dios Padre? Revela la existencia de Dios Madre.

Dios Madre

La Biblia da testimonio de la existencia de Dios Madre.

“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.” Ga 4:26

La Biblia enseña que existe la “Madre de todos nosotros” que es de arriba, es decir, del cielo. Según la Biblia, no solo existe Dios Padre, sino también Dios Madre. También podemos confirmar la existencia de Dios Madre en el libro de Génesis.

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza […]” Gn 1:26

Si Dios Padre fuera el único Creador de la humanidad, debería haber dicho: “Haré al hombre a mi imagen, conforme a mi semejanza”. En cambio, Dios dijo “hagamos” y “nuestra”. Esta es la evidencia de que Dios Padre no existe solo. La razón por la que habló usando términos plurales se puede encontrar en el siguiente versículo.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” Gn 1:27

Cuando la humanidad fue creada a la imagen y semejanza de Dios, varón y hembra fueron creados. Esto demuestra que existen el Dios de imagen masculina y el Dios de imagen femenina. La humanidad ha considerado durante mucho tiempo a Dios como una imagen masculina y lo ha llamado “Padre”. Entonces, ¿cómo debemos llamar a la imagen femenina de Dios? Debemos llamarla “Madre”.

En la familia celestial, no solo existe Dios Padre sino también Dios Madre. Por eso, Dios se refiere a sí mismo como “hagamos” y “nuestra”. En la familia terrenal, los hijos reciben vida a través de su padre y de su madre. Del mismo modo, los hijos de Dios reciben la vida eterna a través de Dios Padre y Dios Madre. Por lo tanto, debemos creer en Dios Padre y en Dios Madre según las enseñanzas de la Biblia, para que podamos llegar a ser hijos de Dios que reciban vida eterna.

Cómo ser parte de la familia celestial

Debemos comprender que no podemos convertirnos en verdaderos hijos de Dios simplemente porque creemos en Dios Padre y Dios Madre. Así como los hijos heredan la sangre de sus padres, nosotros debemos heredar la sangre de Dios para llegar a ser hijos de Dios. Por esta razón, Jesús estableció la verdad que nos permite heredar la sangre de Dios. Es a través de la Pascua del nuevo pacto.

“Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! […] De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lc 22:14-15, 20

Jesús dijo que el vino de la Pascua representa su sangre. Podemos heredar la sangre de Dios al guardar la Pascua. La Pascua del nuevo pacto es una verdad importante que testifica que somos hijos de Dios. Además, ser hijo de Dios implica que nos convertimos en herederos de Dios que heredarán el eterno reino de los cielos (Ro 8:16-17). Recibiremos la herencia de Dios, los Gobernantes del universo, y disfrutaremos de la felicidad eterna en el cielo como reyes celestiales (Ap 22:1-5).

Según las enseñanzas de la Biblia, si deseamos conocer y creer plenamente en Dios, debemos creer no solo en Dios Padre sino también en Dios Madre. Esperamos sinceramente que se conviertan en verdaderos hijos de Dios y tengan vida eterna recibiendo a Dios Padre y a Dios Madre y guardando la Pascua del nuevo pacto.