El líquido amniótico: el agua de vida dentro del cuerpo de las madres

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En un anuncio de una compañía de leche en polvo, una vez apareció un bebé nadando. Al ver nadando a un bebé recién nacido que apenas podía sostener su cabeza, la mayoría de las personas pensaron que la escena había sido creada.

Pero sorprendentemente la escena era real. Bajo el agua, los bebés se sienten cómodos en vez de tener miedo. Los bebés recién nacidos son así. Ellos pueden nadar tranquilamente y abrir los ojos bajo el agua. Si se hunden, incluso pueden flotar. ¿Cómo puede ser posible esto? Porque recuerdan su vida en el agua llamada líquido amniótico en el vientre de sus madres durante nueve meses, aunque lo olviden tres meses después de nacer.

El líquido amniótico que rodea al feto durante nueve meses no es agua simple. Es como una cuna que desempeña el papel de los brazos de una madre. En primer lugar, el líquido amniótico amortigua al feto de los choques externos. Por ejemplo, si el abdomen de la madre es empujado o golpeado repentinamente por alguna fuerza, el líquido amniótico absorbe el impacto y el feto no es afectado directamente por esa fuerza. Por otra parte, el líquido amniótico mantiene al cordón umbilical lejos del cuerpo del feto; si el cordón umbilical se enrolla alrededor del bebé, podría obstaculizar su flujo sanguíneo y su desarrollo físico, y en el peor de los casos podría ahogarse y morir. Además, el líquido amniótico protege al feto de los gérmenes. Ya que el amnios que cubre el líquido amniótico protege al feto de la invasión de gérmenes, es como si el feto estuviera en una habitación aséptica.

El líquido amniótico llena el espacio entre la madre y el feto, que está conectado a la madre por el cordón umbilical; por lo tanto, llega a ser un vínculo entre los dos. El líquido amniótico, el cual se calienta por la temperatura de la madre, rodea al bebé, manteniendo una temperatura constante. Este proporciona el calor de la madre al feto que es inmaduro para controlar su temperatura. Ya que el agua difícilmente cambia de temperatura debido a su alto calor específico, el líquido amniótico conserva el calor como el de la madre.

Hay algo más que el líquido amniótico transmite al feto: el sonido. Para calmar a un bebé que llora, no hay nada mejor que el ruido blanco (una frecuencia de sonido o una señal que se escucha como un silbido suave) o el sonido de una aspiradora. Usted podría preguntarse por qué, pero realmente es así. La razón es simple. Se debe a que los sonidos son similares a los que el feto escuchaba en el vientre materno. Los bebés se sienten relajados ante los sonidos familiares. El sonido que se escucha a través del líquido amniótico suele ser irregular. Entre los sonidos que se escuchan desde fuera del vientre materno, lo que más oye el feto es el sonido de la madre frotando su vientre o el sonido de tonos graves como la voz del padre. En el agua, una voz grave se transmite mejor que una voz aguda. Si el sonido solo se transmite al vientre desde el exterior, la voz grave del padre se transmite mucho mejor que la voz aguda de la madre. Sin embargo, la voz de la madre se transfiere directamente por la vibración que se traslada a través de los huesos, pasando por la columna vertebral y la pelvis. Los sonidos transmitidos de esta manera ayudan al feto a desarrollar el oído y a formar fuertes lazos con sus padres.

El líquido amniótico también hace que el feto crezca. Gracias a la flotabilidad, el agua ayuda a las personas a moverse con más libertad de lo que lo hacen en el aire, y es lo suficientemente resistente para incrementar la fuerza muscular. Por esta razón, el agua es utilizada para la rehabilitación de los pacientes. De la misma manera, el ambiente acuoso permite que el feto practique moviéndose, para que fortalezca sus huesos y músculos. Los músculos fetales se desarrollan y los huesos crecen duros haciendo que el bebé esté listo para salir al mundo.

El líquido amniótico también ayuda a que los pulmones del bebé se desarrollen. El feto llena sus pulmones con el líquido amniótico y luego se vacían como si estuviera respirando; repitiendo esto, el feto desarrolla los músculos pulmonares. Cuando el bebé nace, escupe el líquido amniótico que había llenado sus pulmones debido a la presión que recibe al nacer, y respira en el aire enteramente, tal como había practicado en el líquido amniótico. En este proceso, el bebé llora por primera vez.

El líquido amniótico que rodea al feto es creado por el agua que la madre proporciona al inicio del embarazo. Es un líquido transparente e incoloro como la solución salina normal. A medida que el feto crece, el líquido amniótico se vuelve turbio debido al lanugo, el vérnix caseoso que reviste la piel del feto, los materiales liberados de los pulmones del feto, etc. Alrededor de la 12.ª semana, el feto comienza a tragarse el líquido amniótico, el cual luego pasa a los riñones a través del sistema digestivo, y regresa de nuevo al saco amniótico como orina, dejando las impurezas en el intestino grueso. En este proceso, el feto absorbe los nutrientes relacionados con el crecimiento disueltos en el líquido amniótico, tales como la albúmina y la lecitina. Sorprendentemente, el líquido amniótico que circula entre el bebé y la madre permanece incorrupto durante nueve meses.

A medida que el feto sigue tragándose el líquido amniótico, la cantidad de líquido se regula. Entre la 23.ª y la 36.ª semana, el líquido amniótico está en su punto máximo (entre 700 y 1000 ml), y cuando la madre está cerca del tiempo de dar a luz, disminuye un poco. Ya que el líquido amniótico permite que el bebé se mueva, su insuficiencia puede hacer que el bebé crezca lentamente y dificultar el parto. Por el contrario, el exceso de líquido también puede ser un problema de parto prematuro. Incluso la cantidad de líquido amniótico debe estar en condiciones óptimas para el feto.

De hecho, el líquido amniótico tiene mucha información sobre el feto. Mediante el análisis de células fetales contenidas en el líquido amniótico, los médicos pueden saber si el bebé presenta o no problemas como anomalías cromosómicas y malformaciones, y pueden evaluar su nivel de madurez. Este examen se realiza a menudo cuando la madre es de edad avanzada o tiene antecedentes familiares.

El líquido amniótico protege al bebé hasta el último momento del nacimiento. En el momento del parto, sale el líquido amniótico y el útero se abre. Entonces el líquido amniótico lava el canal de parto por donde el bebé pasa y lo mantiene húmedo hasta el final.

En un experimento, cuando los bebés recién nacidos olieron el líquido amniótico, todos dejaron de llorar, se volvieron hacia el olor y se relamieron. Resultó que recordaron el olor del líquido amniótico.

El líquido amniótico es el fluido que une a la madre y al bebé mental y fisiológicamente. El feto interactúa con su madre a través del líquido amniótico; la madre siente el movimiento del feto a través del líquido amniótico y el bebé crece en él, y recuerda los sonidos, olores y sabores que había en el líquido amniótico. El bebé crece sin problemas en el líquido amniótico de la madre durante 280 días. ¿Cuál es la razón de que la vida comience en el agua que proviene de las madres?

“Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno.” Zac. 14:8

“Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.” Ap. 22:1-2

“Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.” Gá. 4:26