Vivir en paz a través del amor

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Al presenciar los recientes accidentes y tragedias, mi corazón se sintió profundamente dolido. Sentí un profundo pesar y arrepentimiento por no haber guiado antes ni una sola alma más a Sion. Me hizo comprender que mucha gente sufre porque no hemos llegado a ellos a tiempo. Aunque vengan más desastres, nuestra misión como pueblo de Dios es proclamar con urgencia y pasión que todos deben huir a Sion sin demora, antes de recibir tales calamidades (Jer 4:5-6).

Nada en este mundo es perfecto. Las personas tienen defectos, y la vida está llena de incertidumbre y peligro, lo cual conduce a accidentes imprevistos. Hasta llegar al perfecto reino de los cielos, debemos permanecer espiritualmente alertas y despertar al mundo con las palabras de vida. El verdadero amor es guiar al menos un alma a Sion, el lugar donde mora Dios. Comprometámonos de todo corazón, mente y fuerzas a compartir las palabras del nuevo pacto y a guiar diligentemente a muchas almas a Sion, para que no solo nosotros, sino también los demás, podamos regocijarnos entrando en el reino de los cielos.

El mundo está sumido en la confusión debido a la falta de unidad y armonía, pero Sion sigue siendo el único lugar donde habita la verdadera paz. La Iglesia de Dios se ha extendido por todo el mundo y el evangelio ha florecido. Considero esto posible porque nuestros miembros han seguido fielmente las enseñanzas de Dios de amarnos y cuidarnos unos a otros y se han mantenido unidos en armonía. Gracias por todo el arduo trabajo que han hecho con el corazón lleno de amor. Este amor proviene de Dios. Como hijos de Dios, se han apoyado mutuamente sin distinguir entre lo “mío” y lo “tuyo”. Gracias a esa unidad, se han establecido innumerables iglesias y profetas en todo el mundo.

Nuestro Padre nos enseñó: “Y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros” (1 Ts 5:9-13). Donde no hay armonía, surgen conflictos y divisiones. Pero donde hay armonía, las personas se apoyan mutuamente y todo fluye mejor. Dos son mejor que uno, y tres son mejor que dos. Por esta razón, el Padre enfatizó la práctica de la armonía como clave del éxito en el evangelio. Al caminar juntos en unidad, debemos seguir buscando a Dios. Necesitamos orar sin cesar para mantenernos gozosos (1 Ts 5:16-17). Cuando oramos, Dios nos ayuda y bendice nuestros esfuerzos. Y no olvidemos dar gracias (1 Ts 5:18), porque esta es la voluntad de Dios, y vivir conforme a ella trae abundantes bendiciones.

Dios también nos instruyó: “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 P 1:3-11). Esforcémonos por vivir conforme a estas palabras. Aunque Dios es el más excelso de todos los seres y podría darnos órdenes desde lo alto, se humilló como un siervo para salvar a la humanidad, inclinando la cabeza y sirviendo a sus hijos (Fil 2:2-8). Está escrito: “El que se humilla será enaltecido” (Lc 18:14). Está más que bien ser honrado en el cielo, pero si nos enorgullecemos de ser exaltados aquí en la tierra, podemos tropezar. Sin embargo, si vivimos con humildad y un corazón dispuesto a servir ahora, perseveraremos y seremos enaltecidos para siempre en el eterno reino de los cielos.

Dios nos ha mostrado claramente y en detalle cómo llegar a ser grandes en el reino de los cielos. Así pues, tratemos siempre a nuestros hermanos con un corazón servicial. Para que muchas personas puedan ir al cielo sin sufrir accidentes y evitar las calamidades, unámonos en la obra de predicar con diligencia para que vengan pronto a Sion, donde se encuentra el camino al eterno reino de los cielos. Que se conviertan en verdaderos hijos de Sion, haciendo todo lo agradable a nuestro Padre y acelerando el día en que entremos en el reino de los cielos.